Al hablar de ‘Wonder Woman‘ me resulta inevitable hablar también del cambio de paradigma que (espero) supone la película para el cine de superhéroes y de acción en general. Como igual de inevitable resulta hablar de nostalgia en una película de ‘Star Wars‘, de efectos visuales y avances tecnológicos en películas como ‘Avatar‘ o ‘Gravity‘, o incluso de los universos cinematográficos de Marvel y DC. Porque aunque parezcan valores extra cinematográficos, forman parte de manera inevitable de la propia cinta, de la experiencia y del poso que deja en el espectador.
En un género, no solo marcado, sino dominado y sometido por la testosterona, la figura del héroe masculino, donde el papel de la mujer está reducido a un adorno, es necesario celebrar películas como esta. Y es que en el reciente cine de superhéroes, el papel de los personajes femeninos se ha limitado al de madre o pareja del protagonista. Ni siquiera la Viuda Negra de Scarlett Johansson ha gozado de filme propio hasta la fecha desde su aparición en ‘Iron Man 2‘ (hace siete años). Por no hablar de lo que hizo todo mal Joss Whedon con su personaje en ‘Vengadores: La era de Ultrón‘ al relegar su drama a la imposibilidad de tener hijos y sus constantes chascarrillos sexuales con Bruce Banner. Amén de aquella ridícula subtrama incorporada con la familia de Ojo de Halcón.
DC y Warner tampoco lo estaban haciendo mejor. De nuevo el papel de las mujeres se reducía a parejas (Lois Lane) y madres (ay, Martha…). No fue hasta que ‘Batman v Superman‘ (o duelo de pollas rancias, como bien calificó Isa Calderón) presentó al personaje de Wonder Woman, calando en crítica y público la idea de que una superheroína puede llegar a molar incluso más que sus varoniles compañeros de batallas.
Más importante aún es el hecho de confiar a Patty Jenkins la dirección del filme, tarea reservada en exclusiva a hombres, como si ello fuera garantía de éxito. Como si solo ellos supieran manejar presupuestos desorbitados (‘Wonder Woman‘ sigue siendo la película más «barata» de DC).
No es fácil tildar a la ligera a ‘Wonder Woman’ de feminista, y menos aún me corresponde a mí semejante tarea. La película tiene sus aciertos (Diana sufriendo la restricción de libertad de movimientos por el encorsetamiento) y sus fallos (son constantes las referencias a la belleza de la heroína). El filme hace constante hincapié en el papel de las mujeres en la guerra, privadas de alzar su voz y aún menos de actuar en ellas. Uno no va a encontrar a Simone de Beauvoir en el cine de acción, pero no deja de ser todo un logro feminista que las mujeres pasen a ocupar el espacio que el patriarcado les ha usurpado y convertirse así, por qué no, en todo un icono.
Como película de orígenes, ‘Wonder Woman’ no deja de ofertar lugares comunes dentro del cine de superhéroes. Los conflictos son maníqueos y los personajes resultan arquetípicos, sobre todo los secundarios. No obstante, todo ello funciona con la precisión de un reloj. Además ofrece una nueva perspectiva del todo refrescante y estimulante debido al cambio de género en los roles principales. Incluso dentro de su sencillez, el argumento depara alguna que otra sorpresa que sitúa a la cinta por encima de la media.
Técnicamente la película es irreprochable. El trabajo y el pulso que imprime Jenkins, con un ritmo trepidante y equilibrado, es digno del mejor de los realizadores del género. ‘Wonder Woman’ sigue la estela marcada por Zack Snyder en sus entregas previas, pero evita la dictadura del esteticismo, consiguiendo a su vez una mejor ambientación y un tono más adecuado. La cinta se mueve como pez en el agua entre la acción, el humor, la aventura y el espectáculo sin olvidar en ningún momento a sus personajes, que son el eje principal de la historia. Es por ello por lo que cuando llegan las escenas de acción no solo resultan espectaculares, sino también emocionantes, evitando así quedar reducidas a meras set pieces, destacando las escenas en la playa y en el campo de batalla. Al contrario de lo que ocurría con el duelo entre Batman y Superman, donde a la espectacularidad de sus imágenes y coreografía no le acompañaba ningún sentimiento.
‘Wonder Woman’ goza a su vez de una estupenda banda sonora, presente en la mayoría de sus escenas, así como de una atractiva fotografía que permite una acertada ambientación, contrastando la luminosidad y el colorido de Themyscira con la penumbra de la Europa de principios de siglo. Los efectos especiales, salvo algún exceso en su recta final, son espectaculares y se encuentran muy bien ensamblados en la historia sin llegar a saturar.
Destaca también un reparto que está en pleno estado de gracia. Gal Gadot, como ya demostró con anterioridad, resulta idónea para el papel cuya presencia en pantalla eclipsa a cualquier otro personaje debido a su equilibrio entre carisma, inocencia y fortaleza. Sin obviar el acierto de Chris Pine como perfecto galán romántico y complementario de la protagonista.
Sin duda este es el camino que ha de seguir, no solo DC, sino el grueso del cine de superhéroes. El camino marcado por Jenkins y que no deja a las mujeres marginadas al papel de meros objetos de decoración, sino que toman el control, tienen sus propias motivaciones y actúan. Porque dado su éxito es también lo que demanda el público y por ende, la sociedad, en estos tiempos de cambio que corren. Porque es así. Inevitable.