Atención, la siguiente reseña cuenta con alguna información que podría ser considerada spoiler.
Hagámoslo rápido, como quien arranca una tirita del tirón. Prometheus es mejor que Alien: Covenant. Ya sé, ya sé, Prometheus es aquella película que se vendía como los orígenes de Alien y que tiraba en otra dirección, aquella que sus personajes eran y actuaban de forma bastante estúpida y en la que aparecían unos hombretones de tres metros a los que llamaban ingenieros que no convencían a nadie, pero eh, Prometheus era Prometheus, no «Alien: Prometheus», y la sensación de aventura y maravilla que desprendía la cinta era genuina. Con Alien: Covenant tengo la sensación de haber visto un refrito entre Alien, Aliens y, sobre todo, Prometheus. De hecho de lo menos destacado es la presencia del condenado xenomorfo, lo cual tiene delito. La película quiere tirar por varios caminos y al final no se decide por ninguno en concreto: exploración espacial, existencialismo, bicharracos CGI, pechos y espaldas reventando… Un poco de todo, la verdad, lugares comunes de aquí y allá. Es una Prometheus 2 con un tanto por ciento más de xenomorfos, como si fuese un cupo para poder llamar a la película “Alien” y vender más entradas.
En realidad Alien: Covenant me ha gustado y me ha decepcionado a la vez. Me ha decepcionado porque no ofrece nada nuevo, porque ya parece muy claro que nunca vamos a ver una nueva obra maestra del universo xenomorfo. Y me ha gustado porque es indudablemente divertida, visualmente fascinante y porque sale un señor llamado Michael Fassbender que es tremendo. De hecho la cosa empieza bastante bien, con unos primeros cuarenta y cinco minutos bastante interesantes y logrados, sci-fi de la buena, elegante, pero pasado ese tiempo hacen aparición nuestros queridos y viscosos amigos y la cosa empieza a desmadrarse. Y con David el rumbo cambia de manera drástica.
Siempre he mantenido, y lo seguiré haciendo puesto que es algo en lo que creo, que lo que diferencia una buena historia de otra que no lo es tanto son los personajes. Unos personajes interesantes, bien desarrollados y con los que se pueda empatizar e incluso odiar marcan la diferencia. En cambio unos personajes planos, sosos y que prácticamente son relleno (o material para la escabechina, como es el caso aquí) hacen que la historia se tambalee. Esto último es lo que ocurre con Alien: Covenant, los personajes no te interesan, te da igual lo que les llegue a pasar, y eso no puede ser bueno. El único que se salva de la quema es el citado Fassbender con su doble rol, erigiéndose como el amo y señor de la película, el show de los sintéticos. Del resto un correcto Danny McBride y una Katherine Waterston de la que esperaba más y que solo muy al final consigue hacer despegar un poco a su personaje. De los demás ni me acuerdo, sinceramente.
Es de destacar como el señor Ridley Scott sigue creando atmósferas oscuras, malsanas y asfixiantes, rodando algunas escenas realmente potentes y ofreciendo un producto de una calidad técnica casi inmejorable (no, no me gustan nada los aliens CGI) y que entretiene durante todo su metraje. Además Alien: Covenant ofrece algunas ideas bastante interesantes, alguna vuelta de tuerca más o menos trillada y disquisiciones filosóficas que dan que pensar, sorprendiendo para bien con algunos momentos y algunas decisiones que realmente no te esperas.
Viendo cómo se las gastan Ridley y sus guionistas (ay, Elizabeth Shaw de mi vida) es difícil imaginar lo que tienen pensado para la próxima película, pero lo que queda fuera de toda duda es que están creando con David un antagonista muy interesante que nunca alcanzará a nuestra querida Ripley pero que se está conformando como el otro gran personaje de la franquicia. Personalmente tienen mi entrada para la próxima entrega, han creado una línea intrigante y me han dejado con ganas de más, si bien a aquella habrá que ir con pies de plomo… No esperando volver a ver una gran película de xenomorfos, sino una divertida película con xenormorfos.