Puede que ‘Dos buenos tipos’ sea una película anacrónica. Ver la nueva película de Shane Black es como viajar en la máquina del tiempo a aquellos años sin Internet ni Universos cinematográficos, al puro cine de evasión sin pretensiones, a la buddy cop de risas, acción y buen rollo, la peli del videoclub de sábado por la tarde.
‘Dos buenos tipos’ sigue a un detective privado bastante cabroncete y a un matón que vive de dar palizas a cambio de una módica cantidad de dinero en el dorado Los Ángeles de finales de los setenta. El azar hará que el caso que investiga el primero y la persona a la que se supone que protege el segundo se crucen en un enmarañado caso en el que tienen cabida la corrupción política, la ambición, dinero y sexo.
Russell Crowe y Ryan Gosling son esos ‘Dos buenos tipos’. La extraordinaria química entre estos dos grandes de Hollywood es lo mejor de una película divertidísima que se nota que han disfrutado rodando. Crowe da vida a un carismático Jackson Healy, una especie de mole achuchable, intimidante y expeditivo, pero también con cierta pureza interior con el que es fácil empatizar. Por su parte, Ryan Gosling ofrece la interpretación más cómica de su carrera con su disparatado detective Holland March. Gosling ya había coqueteado con la comedia en ‘Crazy, stupid, love’ y ‘Lars y una chica de verdad’, pero aquí su personaje está mucho más desatado y chistoso, protagonizando los momentos más desternillantes y sorprendentes (y hay muchos de ambos) del film.
Se puede decir que ‘Dos buenos tipos’ es la típica película de Shane Black, casi una oda al subgénero de la buddy cop al que tanto ha contribuido el guionista y director estadounidense (recordemos que es el creador de ‘Arma letal’, ‘El último boy scout’ y ‘Kiss kiss bang bang’, entre otras). Como decía arriba no falta el caso detectivesco complejo y los poderosos corruptos con la eterna noir Los Ángeles y el cine de Hollywood (esta vez el porno) de fondo.
‘Dos buenos tipos’ da de sobra todo cuánto se puede esperar de ella. No es una película para nada arriesgada, de hecho muchas cosas suenan a ya vistas, aunque se agradecen ciertas innovaciones en forma de giros o resoluciones inesperadas de varias escenas y el hecho de que “la chica de la peli” sea una cría de 13 años, la hija del detective interpretada por Angourie Rice, un personaje de lo más fresco. Los caricaturizados malos, sin ser para nada un desastre, quizás sean de lo más flojito de una cinta en la que la pareja protagonista y la niña se llevan prácticamente toda la gloria.
El film funciona y muy bien en el combo comedia+neonoir+película de acción, manteniendo siempre un gran ritmo, funcionando de maravilla sus numerosos gags y llevándonos de la mano de Crowe y Gosling por dos horas de sanísima diversión. Es carne de secuela, la cual desconozco si está o no considerada, pero si hay una nueva aventura con estos dos yo me apunto de cabeza. En estos tiempos de superhéroes, macro sagas galácticas, reboots, precuelas y CGI por un tubo da gusto reencontrarse con este tipo de películas con sabor al cine de los 80-90 sin más pretensión que la de hacerte reír y entretener con sus frases, sus golpes, sus tiros y su disparatada investigación.
Cariño, ¿qué te tengo dicho? No digas “y demás”. Solo di “hay putas aquí” – Holland March