Título original: Unbroken. Año: 2014. Duración: 137 min. País: Estados Unidos. Director: Angelina Jolie. Guión: Ethan Coen, Joel Coen, Richard LaGravenese (Libro: Laura Hillenbrand). Música: Alexandre Desplat. Fotografía: Roger Deakins. Reparto: Jack O’Connell, Domhnall Gleeson, Garrett Hedlund, Jai Courtney, Alex Russell, John D’Leo, Luke Treadaway, Spencer Lofranco, Finn Wittrock, John Magaro. Productora: SUniversal Pictures / Legendary Pictures / Jolie Pass / 3 Arts Entertainment. Género: Drama. Fecha de estreno: 25/12/2014.
El desgaste y el sobreuso de la II Guerra Mundial como tema a explorar en la gran pantalla es, desde hace años, un hecho. Aquellos que no vivimos la trágica década de los 40 hemos parecido destinados a conocerla gracias a proyectos inmersivos y casi invasivos en historias concretas, donde, por lo general, el holocausto y el nazismo son los protagonistas. ¿Pero qué hay más allá de esos dos hechos concretos? ¿Acaso hoy no podemos conocer el lado eclipsado de la historia? ¿Sumergirnos en otros acontecimientos importantes como los Tratados de Paz, el desarrollo y puesta a punto del plan Marshall o los Juegos Olímpicos de 1936? ¿No podemos ampliar lo, para nosotros, desconocido?
Angelina Jolie parecía pensar lo mismo cuando cruzó su camino con la sorprendente historia de Louis Zamperini, narrada en el libro UNBROKEN (INVENCIBLE). Y repito, parecía. Tras el original planteamiento del biopic del atleta reconvertido en soldado de las Fuerzas Aéreas de USA, superviviente de un accidente aéreo y de 47 días a la deriva marítima, posteriormente prisionero de un campo japonés, se esconde un guión plano (sí, pese a estar escrito por los Coen), que desmerece lo realmente extraordinario de la historia. La tan conocida II Guerra Mundial, prometida a ser meramente el marco desde el que contextualizar la trama, cobra protagonismo durante la mayor parte de la cinta y la crudeza de los acontecimientos termina quedando limitada al enfrentamiento entre dos hombres, tan antagónicos como similares, Zamperini (JACK O’CONNELL) y uno de los dirigentes del campo de prisioneros japonés, Watanabe (MIYAVI).
La grandeza de la producción, concebida a escala épica, está ahí. El espectáculo visual cobra sentido escena tras escena ante nuestros ojos, la banda sonora nos sumerge en un climax in crescendo y el elenco está en estado de gracia. Más allá de lo muy destacable de la actuación de O’CONNELL, uno de los mejores intérpretes de este 2014, el reparto en conjunto, compuesto predominantemente por jóvenes promesas, dota a la cinta de un nivel interpretativo a tener en cuenta de cara a la inminente campaña de premios, desde Miyavi en su primer papel cinematográfico a Domhnall Gleeson (al que veremos en Star Wars VII: El Despertar de la Fuerza), pasando por Jai Courtney o Garrett Hedlund. ¿Pero qué tiene ‘Invencible’además de esto? ¿Qué le exigimos a una cinta que, desde sus comienzos, ha sido considerada una de las grandes apuestas de este año y una de las favoritas de cara a los Oscars?
Le exigimos lo que prometía. Y prometía lo que, todos y cada uno de sus elementos por separado tienen y, teóricamente en conjunto, deberían haber explotado: Una lección cinematográfica. Angelina Jolie tiene la suficiente experiencia y manejo en rodajes como para saber dirigir una cinta. Los Coen poseen un curriculum extenso y alejado de muchos de sus competidores como para saber sacar oro de una historia que de por sí ya lo es. El corte académico que desde un principio se preveía que iba a tener la cinta no había sido considerado como un gran problema a la hora de ejecutarlo en la labor de montaje. Quizá se han tratado como obviedades circunstancias que no lo son, porque lo cierto es que todos ellos, y las expectativas que habían generado, no se corresponden con la realidad. Y sea por la alta exigencia del público, sea por los fallos del conjunto, esto supone un problema.
Repetitiva y ligeramente densa, ‘Invencible’y sus múltiples flashbacks nos inducen en un continuo sufrimiento que, pese a su corte clásico, resulta redundante. La estructura narrativa, caótica en su exceso de flashbacks, no ayuda a la labor. Queremos saber más de la vida de Louis Zamperini. Precisamente por ello, queremos saber qué ocurre en esa niñez y adolescencia donde forja su espíritu luchador, que contemplamos en escasas escenas. Queremos ver crecer su trayectoria, su carrera deportiva, sus vivencias en los Juegos Olímpicos. Queremos ampliar la historia y no sumergirnos meramente en lo que ya conocemos, en un dolor reiterativo. Queremos una historia que Jolie continuamente acaricia, pero no toca. Y lo queremos porque, con los elementos que vemos en pantalla y los que conocemos que están tras las cámaras, sabemos que podemos obtenerlo.
Angelina, try again.