CRÍTICA: Interstellar (2014) – Nosotros. Ellos. La humanidad

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4 estrellas

Título original: ‘Interstellar’. Año: 2014. Duración: 169 min. País: Estados Unidos. Director: Christopher Nolan. Guión: Christopher Nolan, Jonathan Nolan Fotografía: Hoyte van Hoytema. Música: Hans Zimmer. Reparto: Matthew McConaughey, Anne Hathaway, Jessica Chastain, John Lithgow, Casey Affleck, Mackenzie Foy, Michael Caine. Productora: Waner Bros. Género: Ciencia ficción. Estreno (Estados Unidos): 05/11/2014. Estreno (España): 07/11/2014.

Aviso: La crítica contiene spoilers de la película.

Entre todos los seres que habitan el planeta Tierra, los humanos hemos sido los que más hemos evolucionado, ya sea para bien o para mal. La especie dominante, sí, pero también con muchas imperfecciones. Las personas somos expertas en la construcción y en la (auto)destrucción, nos hemos establecido en una convivencia compleja entre diferentes civilizaciones con un excesivo afán de egoísmo, poder y explotación de todo tipo de recursos. Las continuas progresiones en el ámbito tecnológico que han hecho nuestra vida más fácil y cómoda han sido una perdición para el planeta. El hogar donde hace ya varios cientos de miles de años aparecieron los primeros homo sapiens es a día de hoy un lugar muy perjudicado por los caprichos del ser humano. Esta breve introducción sirve para presentar la premisa de Interstellar’, en que los abusos del pasado al planeta por parte de las personas se traducen en el agotamiento de los recursos, eso provoca que la gente regrese a la agricultura para cultivar en los campos, donde la mayoría de la población vive como granjeros con el inconveniente de tener que soportar una plaga en forma de enormes tormentas de polvo que perjudican a las cosechas y a la salud, mensaje de que la Tierra ya no es un hogar habitable para las personas. Un mundo no tan distópico como puede parecer que obliga a tener que buscar otro planeta que reúna las condiciones indispensables para sobrevivir y evitar la extinción de la raza humana. Una película que más allá de su argumento plantea una pregunta que gravita continuamente en el filme: ¿Qué nos define como seres humanos?

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Christopher Nolan es un director que se mueve con facilidad y soltura en el terreno de las grandes producciones como ya ha demostrado en la trilogía de Batman, personaje que consiguió revitalizar tras el chasco de duología que dirigió Joel Schumacher, y ‘Origen’, películas que son más que un simple entretenimiento, ya que además buscan la reflexión del espectador en varios aspectos como el enfrentamiento de la corrupción frente a la justicia en ‘El caballero oscuro’ o el funcionamiento del subconsciente en ‘Origen’. No son filmes excesivamente complicados de entender, pero sí más complejos y lúcidos que el resto de superproducciones de Hollywood que estamos acostumbrados a ver gracias a un guión mucho más sólido y trabajado, una de las señas de identidad de Nolan junto a su hermano Jonathan, que le ha acompañado en la escritura en la segunda y tercera entrega del alter ego de Bruce Wayne, en ‘El truco final’ y en la historia que sirvió de base para ‘Memento’. En Interstellar, donde la dupla vuelve a reunirse, el director ha dirigido su película más ambiciosa, emotiva y humana hasta el momento. Contestando a la pregunta del final del primer párrafo, los humanos somos un cúmulo de emociones y sentimientos, muchos de nuestros actos se basan en estos dos factores. Cooper, el protagonista, ex-piloto e ingeniero, reconvertido en granjero por necesidad, decide embarcarse junto con un equipo en la búsqueda y exploración de otro planeta para, principalmente, salvar a sus dos hijos, Murphy y Tom. Los lazos paterno-filiales, sobre todo con Murph, están muy presentes durante la película. La carga emotiva que muestra el filme es mucho más profunda de la que ya existía en ‘Origen’ con la presencia de Mal, la mujer de Cobb, dentro de su subconsciente como proyección sentimental y el objetivo de acabar su misión de introducir una idea en la mente de un sujeto para poder volver a ver a sus hijos. Las acciones que mueven a ambos personajes a hacer lo que hacen es el sentimiento de amor por sus seres queridos, su familia.

El amor es el motor de ‘Interstellar’, un mecanismo emocional capaz de trascender dimensiones de espacio y tiempo. Una afección difícil de entender, es posible amar a gente que ya no está o que hace tiempo que no se la ve, como reflexiona la doctora Brand en el filme. Tales emociones no sólo se muestran en los pensamientos de los personajes, también en momentos muy significativos como el de Cooper visionando los videos que a lo largo de los años le han dejado sus hijos y que por diferencias temporales, tienen una edad similar a la de su padre. La basante emocional se compagina con la ciencia, otro de los pilares de ‘Interstellar’. Anomalías gravitacionales, teoría de la relatividad, distorsión espacio-tiempo, agujeros de gusano, agujeros negros, quintas dimensiones… las jergas científicas son muchas y variadas, pero su complejidad queda minimizada por las explicaciones que se hacen comprensibles y al alcance de gente que no esté familiarizada con el tema. La presencia del físico teórico Kip Thorne como consultor y autor de la premisa hace que la película, que ante todo pertenece al género de la ciencia-ficción, obtenga una cierta credibilidad, sin demasiadas exigencias, que a su vez se torna educativa y muy interesante.

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La espectacular epopeya de Nolan recuerda a otros filmes donde el espacio es parte de la acción como la reciente y opresiva ‘Gravity’ de Alfonso Cuarón, ‘Sunshine’ de Danny Boyle donde la supervivencia de la humanidad también está en juego a causa de que el Sol se apaga, pero es con ‘2001: Una odisea del espacio’ de Kubrick, uno de los mejores y más visionarios filmes del género, con el que se le ha querido comparar con más insistencia. Cierto es que hay varias similitudes entre ellas como cruce de agujeros espacio-temporales (más coloristas en el filme de Kubrick), robots (los simpáticos y serviciales Tars y Case en ‘Interstellar’ frente al malvado Hal en ‘2001…’) y la estructura circular similar entre la nave Endurance en la película de Nolan con la estación orbital de acoplamiento en la de Kubrick. Sin entrar en comparar el nivel de calidad de ambas películas, ‘Interstellar’ no debería entenderse como una actualización del film de 1968.

Como comentaba a mitad del segundo párrafo, la mayoría de guiones en la filmografía de Nolan se caracterizan por su cohesión narrativa. Interstellar es probablemente una de sus películas más fallidas a nivel de narración sobre todo por la dependencia de las casualidades para que la historia avance que se torna excesiva para acabar derivando en el final más complaciente de la filmografía de Nolan, pero peor que esas coincidencias es la incursión de un nuevo personaje a mitad de la película que genera una nueva subtrama que perjudica a la historia por no aportar nada interesante, pero que afortunadamente es solventada de manera tan tópica como efectiva. El factor tiempo ha sido un elemento importante en varias de las películas del director. ‘Memento’ se caracteriza por su no-linealidad temporal en los sucesos que se muestran, mientras que en ‘Origen’ son los sueños los que avanzan de un modo mucho más lento que en la realidad, 5 minutos de tiempo real equivale a 60 en un sueño. Esta diferencia temporal también se muestra en ‘Interstellar’, cuando los tripulantes de la Endurance han de entrar a explorar un planeta candidato para ser habitado, deben pasar cerca de Garagantúa, un agujero negro con mucha atracción de gravedad que frena el tiempo comparado con el de la Tierra donde una 1 hora son 7 años en nuestro planeta, fenómeno que es usado en el guión como elipsis temporal terrestre de más de 20 años y así poder mostrar a los hijos de Cooper ya mayores paralelamente a lo que ocurre en el espacio de un modo no siempre eficaz y de manera atropellada. Si bien los defectos e incongruencias narrativas son más evidentes que en otras películas, los detalles tienen una gran importancia en la historia, migajas en forma de pistas que van dejando los Nolan para conseguir encajar y atacar los cabos sueltos en el clímax del filme, un inicio de tercer acto inverosímil con paradojas temporales trascendentes.

Una de las novedades de la película se encuentra en la dirección fotográfica, Wally Pfister, habitual en toda la filmografía de Nolan, excepto ‘Following’, su ópera prima, se ausentó en esta ocasión para debutar en la dirección con Transcendence’ y su lugar lo ocupó  Hoyte van Hoytema, responsable de la fotografía de películas como ‘Her‘ de Spike Jonze o ‘Déjame entrar’ de Tomas Alfredson, ambas muy atractivas a nivel visual y muy opuestas entre sí por la calidez del filme de Jonze frente a las tonalidades frías del lugar que presenta Alfredson. Van Hoytema muestra la Tierra con un tono apagado donde destaca el sepia y que se contrapone con la grandilocuencia del espacio, con la oscuridad, las estrellas y sus enormes planetas que lo forman, de una variedad y una belleza visual destacables. Especialmente espectaculares son las entradas en el agujero de gusano y en Gargantúa.

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Contar con personajes tan emocionales con los que resulta fácil empatizar, ha provocado que varios integrantes del reparto logren unas interpretaciones que están al nivel del espectáculo que se ofrece, en el que destacan tres actores: Matthew McConaughey, Jessica Chastain y Mackenzie Foy. Desde que McConaughey dejara atrás las comedias románticas, ha conseguido demostrar su gran faceta actoral en papeles dramáticos. En ‘Interstellar’ es ante todo un padre que tiene la misión de salvar a la humanidad y volver, sin saber cuándo, a ver a sus hijos; tal como le promete a Murph antes de irse, un personaje que interpreta en la etapa de niña Foy, que muestra con un gran sentido de la niñez el hecho de que un padre, su pilar, se separe de ella, difícil de entender y asimilar siendo tan sólo una cría de 10 años. Cuando crece (papel que interpreta Chastain en su etapa adulta), a diferencia de su hermano Tom, (Casey Affleck) que ha formado una familia, ella aún no ha podido superar la ausencia de la figura paterna como muestra en los mensajes de video que le deja, seguramente las escenas con actores que mejor reflejan el nivel de emotividad del filme, donde McConaughey y Chastain están magníficos. Como ya viene sucediendo en las películas de Nolan, actores que ya han trabajado con él repiten, en esta ocasión es Anne Hathaway y por supuesto un fijo como Michael Caine, Amelia Brand y Dr. Brand, hija y padre respectivamente. Hathaway es una de las tripulantes de la Endurance, un personaje muy sentimental como revelan en sus emotivas reflexiones, que complementa al personaje de Cooper, sin llegar a su nivel de relevancia en ningún momento. Caine por su parte interpreta al peor personaje del filme, sobre todo por su mal desarrollo dentro de la historia. Quien tampoco falla a la cita es el compositor Hans Zimmer que ha creado una música que se aleja de las bandas sonoras de la trilogía de Batman o de ‘Origen’ para realizar una partitura que resalta el tono sentimental que envuelve toda la historia y que se compatibiliza con los imponentes silencios.

‘Interstellar’ tiene los componentes que caracterizan todas las películas de Nolan, introducidos en esta ocasión en un heroico viaje intersideral para salvar a los seres humanos y mostrarnos a nosotros mismos, seres complejos e irracionales, donde la moral se enfrenta con las emociones. Esta es una película capaz de ser íntima, de entretener y de dar un espectáculo visual como las grandes superproducciones saben hacer.

Sergio Montesinos

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