Título original: ‘Dioses y perros’. Año: 2014. Duración: 84 min. País: España. Director: David Marqués, Rafa Montesinos. Guión: David Marqués, Kiko Martínes. Reparto: Hugo Silva, Megan Montaner, Juan Codina, Enrique Arce, Elio González. Productora: Nadie Es Perfecto. Género: Drama. Estreno (España): 10/10/2014.
Aprovechar la complicada situación económica y social que está viviendo España actualmente como telón de fondo es una buena manera de contar historias, las hace creíbles y cercanas. En ‘Dioses y perros’ la acción se traslada en el barrio de Vallecas de Madrid, donde Pasca es un treintañero que gana algo de dinero haciendo de sparring de un boxeador, pero no lo suficiente para poder vivir bien junto a su hermano minusválido al que tiene que cuidar. La llegada a la ciudad de Adela, una joven profesora, le hace cambiar el modo de vida que tenía hasta ahora.
David Marqués (con la colaboración de Rafa Montesinos) se aleja del género de la comedia de sus cuatro películas anteriores para adentrarse en el drama y hacer una crítica social con las dificultades de encontrar trabajo en la actualidad, los efímeros contratos laborales, como el de la profesora que viene a hacer una breve sustitución o la multitud de establecimientos cerrados por culpa de la crisis como algunos de los elementos presentes, ya sea en diálogos o en imágenes, en el filme. Esa realidad existente contextualiza bien la historia y sus personajes, que viven y se adaptan a sus vidas como pueden, pero dicha ambientación no es suficiente en una trama construida a base de tópicos muchas veces vistos: los golpes que da la vida personificados en un ex-boxeador que hace de sparring (que es quien recibe los golpes del luchador); el amigo alcohólico que pasa por un mal momento; el hermano discapacitado al que el protagonista se ve atado y evita que pueda irse del barrio para trabajar fuera o la chica que aparece para modificar su vida son varias de las tramas o subtramas de las que consta la película. Situaciones que no solo son poco originales, sino que pecan de previsibilidad.
Establecidos los clichés y los estereotipos, los personajes principales son lo mejor de la película. Dos personas completamente opuestas: Pasca destaca por su pesimismo, mientras que Adela es todo lo contrario, extremadamente extrovertida, positiva e idealista. La contraposición beneficia a ambos, pero sobre todo a Pasca, para él la aparición de Adela es una vía de escape de su vida y poder hablar, compartir, pero ante todo sincerarse con alguien ajeno a la familia de sus problemas y preocupaciones, una relación que rápidamente se consolida y sirve a modo medicinal. Unos personajes con los que no resulta difícil conectar o incluso verse reflejado.
El guión destaca la diferencia de las dos personalidades y lo aprovecha tanto en los diálogos más emotivos como en los pequeños toques de humor, la mayoría de las veces con el don parlanchín llevado al extremo de la co-protagonista como epicentro. Si bien el tratamiento de los dos protagonistas es correcto, no se puede decir lo mismo de la gestión del tempo, todo transcurre demasiado precipitado y perjudica seriamente a la película por culpa de un montaje muy irregular que comienza con unos eternos créditos iniciales al más puro estilo videoclipero que no encajan con el tono del filme, para acabar de forma atropellada y fácilmente pronosticable que, juntamente con el reiterativo uso del repertorio musical, estropean y deterioran el resultado final con un metraje que apenas supera los 80 minutos.
El reparto liderado por Hugo Silva y Megan Montaner, conocida principalmente por su papel en la serie ‘Sin identidad’, cumple con sus roles. Silva se aleja de sus típicos papeles de chulo al que el físico y su aspecto estaban por encima de su actuación para hacer el que por ahora es su papel más dramático y a la par, convincente, Montaner aporta el personaje más amable, aunque un poco cargante.
Pese a sus buenas intenciones y su contexto, con la crítica social de fondo y ligeras reminiscencias al cine de Fernando León de Aranoa, ‘Dioses y perros’ pierde su atractivo en su uso reiterado de tópicos y en una postproducción bastante deficiente.