Título original: Se7en. País: EE.UU. Año: 1995. Duración: 127 min. Dirección: David Fincher. Guión: Andrew Kevin Walker. Música: Howard Shore. Fotografía: Darius Khondji. Reparto: Brad Pitt, Morgan Freeman, Gwyneth Platrow, Kevin Spacey, John C. McGinley, Richard Roundtree, R. Lee Ermey. Productora: New Line Cinema. Género: Thriller. Fecha de estreno (EE.UU.): 22/11/1995. Fecha de estreno (España): 10/01/1996.
«Por mí se va a la ciudad doliente,
por mí se ingresa en el dolor eterno,
por mí se va con la perdida gente.
La justicia movió a mi alto hacedor:
Hízome la divina potestad,
la suma sabiduría y el primer amor.
Antes de mí ninguna cosa fue creada
sólo las eternas, y yo eternamente duro:
¡Perded toda esperanza los que entráis!»
Estos versos escritos por Dante en ‘La divina comedia’ sirven de perfecta advertencia para todo aquel que entra en el oscuro y deprimente mundo de ‘Se7en’. Una vez dentro todo es distinto, fiero, inmundo, descorazonador. Jonathan Demme dio los primeros pasos con su ‘El silencio de los corderos’, pero fue David Fincher el que trazó el nuevo rumbo del thriller criminal con su obra maestra ‘Se7en’, una película que puso patas arriba el género dejando una influencia en decenas de filmes que aún hoy es apreciable en grandes obras del género (‘True detective’, por ejemplo). En ‘Se7en’ David Fincher nos muestra un mundo corrupto y desangelado, oscuro, en el que la depravación y la decrepitud moral flotan en el ambiente, una atmósfera oscura y enrarecida que posee cada rincón de una ciudad sucia, húmeda y sangrienta.
Los detectives William Somerset (Morgan Freeman) y David Mills (un jovencito Brad Pitt) deben enfrentarse al caso más complejo y desquiciante de su carrera, atrapar a John Doe (brutal Kevin Spacey), un asesino en serie que mata a sus víctimas siguiendo unos rituales inspirados en los siete pecados capitales: gula, avaricia, lujuria, pereza, soberbia, envidia e ira. Un psicópata inteligente y minucioso que durante años se ha estado preparando para llevar a cabo su obra maestra con total precisión, para aleccionar a una sociedad que ha llegado al culmen de su degeneración.
Fincher logra un filme absorbente gracias al meticuloso guión de Andrew Kevin Walker, el cual presenta una historia en principio convencional de poli joven y poli viejo obligados a trabajar juntos y le imprime un halo oscuro y siniestro llevando a la película por un asfixiante túnel de los horrores hasta llegar a su inolvidable final, tan demoledor como perfecto. Es ahí cuando todo cobra sentido, cuando esa obra retorcida y espeluznante perpetrada por Doe nos estalla en las narices, dejando una sensación amarga y perturbadora en nuestro interior. Un final redondo para una película redonda.
Punto capital del filme, y ya de la filmografía del director de Denver, es su extraordinaria puesta en escena. Una estética oscura, sucia y horripilante que traspasa la pantalla e impregna al espectador con su dureza. Apenas hay escenas de acción o violencia explícita en la película, en cambio tenemos una serie de imágenes crudas, las distintas escenas del crimen, que logran un alto grado de siniestra atracción. Cada cuerpo, cada víctima, deja una sensación más escalofriante que la anterior, entrando el espectador en una espiral de horror de la que no imagina como va a salir.
Un dato curioso es que nunca se menciona la lluviosa ciudad en la que ocurren los hechos, parece Nueva York, pero podría tratarse de cualquier otra gran urbe. En ‘Se7en’ la gran ciudad, con sus vicios, su depravación y su vileza, simboliza el punto álgido de la decadencia de la humanidad. Una circunstancia que John Doe quiere poner de relieve, que quiere castigar con la mayor contundencia. Y a fe que lo consigue.
‘Se7en’ es un infierno tenebroso y claustrofóbico; es el cinismo de Somerset, la bravuconería de Mills y el control de John Doe; un piso que vibra con las sacudidas del metro, decenas de cuadernos de locura sin márgenes, una ciudad gris y húmeda que respira putrefacción por sus cuatro costados; una caja enviada en medio de ninguna parte. ‘Se7en’ es todo eso y mucho más, un viaje al lado más oscuro del género humano, una de las películas clave de los últimos tiempos.
“Qué títeres tan ridículos somos, y qué vulgar es el escenario en el que bailamos” – Diario de John Doe.
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