Título original: ‘A Million Ways to Die in the West’. Año: 2014. Duración: 116 min.País: Estados Unidos. Director: Seth MacFarlane. Guión: Seth MacFarlane, Alec Sulkin, Wellesley Wild. Fotografía: Michael Barrett. Música: Joel McNeely. Reparto: Seth MacFarlane, Charlize Theron, Liam Neeson, Amanda Seyfried, Sarah Silverman, Giovanni Ribisi, Neil Patrick Harris, Bill Maher, Wes Studi. Productora: Universal Pictures / Media Rights Capital (MRC) / Fuzzy Door Productions. Género: Comedia. Western. Estreno (España): 04/07/2014
Tras huir asustado de un tiroteo, el granjero Albert, es abandonado por su novia por cobarde. Pero para demostrar su valía tendrá que aprender a disparar ayudado por una atractiva pistolera y, de paso, recuperar así a su amada.
Cuando Seth MacFarlane se estrenó en el mundo del cine con su irreverente comedia ‘Ted’, los fanáticos de la animación dimos un vuelco a nuestro pensamiento de que por regla general, un creador de dibujos suele patinar a la hora de experimentar con personajes «reales». No tiene que ser demasiado fácil pasar de la ficción que supone un mundo totalmente irreal a la mundana materialidad, cuando hablamos de dirigir.
Cuando descubrí que el emblemático director de ‘Padre de familia’ volvía con un western (a la espera de la secuela ‘Ted 2’), las expectativas crecieron. ¿Seguirá con la dinámica ingeniosa de su opera prima? ¿Qué de nuevo tendrá ‘Mil maneras de morder el polvo’? El resultado a todas esas preguntas es «in extremis» rotundo. ‘Mil maneras de morder el polvo’ es una película de carácter «pasable», sin menospreciar los golpes de risa que causa a lo largo de su trayecto y que saben a salvación de los buenos sin sentidos que se encuentran en la misma.
No se puede definir de horrible, ni mucho menos. No es justo porque el largometraje cuenta con un cartel muy completo de estrellas y cameos de la talla de Christopher Lloyd. Francamente cada uno de ellos intenta poner su máximo potencial y lo consiguen (por muy breve que sea la intervención). Sobre todo el propio mentor Seth MacFarlane como actor principal, que se hace simpático en este papel de bonachón dentro de un ambiente cargado de pistolas y peleas (y alguna que otra escena con fuerte tono visceral). Charlize Zeron por su parte, deslumbra como la chica mala que se enamora perdidamente y Liam Neeson da una clase magistral de buen cine a todo el mundo, como siempre.
La comedia, nos deleita también, con un paisaje utópico maravilloso. La fotografía gusta, está lograda y acorde con una banda sonora perfecta a cargo de Joel McNeely. Técnicamente se deja ver. Su punto fuerte, sin duda, son los gags de humor ácido/tonto que te hacen reír de principio a fin. A veces acertados y otros no. Pero hay tantos que algunos sorprenden y se quedan en la memoria. Tengo que subrayar algo que me impactó demasiado y que no me esperaba, un monólogo que realiza el protagonista en un momento clave y puntual. Es simplemente, grandísimo.
El lado negativo, y que desagrada en parte, es que no es innovadora y carece de exclusividad. Cuando estás en la cumbre de ‘Mil maneras de morder el polvo’ sientes que a la historia le falta una construcción argumental elocuente y que no puede evitar caer en generalidades molestas, si eres espectador de comedias con buen fondo. Sin ánimo de ser destructiva, da la sensación de que le sobran al menos 20 minutos porque se pretende explotar una inteligencia que no existe.
En en su conjunto, se puede decir que es una cinta para pasar el rato entre las flojas opciones que siempre ofrece el verano en los cines. Conclusión: risas aseguradas, pero ya.
Isa Polaina (@isapg2)