Título original: Rage. Año: 2014. País: EE.UU. Director: Paco Cabezas. Guión: Jim Agnew, Sean Keller. Fotografía: Andrzej Sekula. Música: Laurent Eyquem. Reparto: Nicolas Cage, Rachel Nichols, Peter Stormare, Max Ryan, Danny Glover, Judd Lormand, Max Fowler. Productora: Hannibal Pictures / Tokarev Production. Género: Acción. Fecha de estreno: 27/06/2014
La industria cinematográfica actual es rica y creciente en géneros. Drama, acción, western o comedia son sólo algunos de esos eternos compañeros de viaje que han ido añadiendo a sus filas experimentos más sociales que culturales como el superhero movie, young adult, film noir o horror comedy. Y entre todos ellos, en esa mezcla entre lo antiguo y lo nuevo para unos, lo vintage y lo mainstream para otros, surge y resurge ese ya género innato e historia reciente de la cultura popular y cinematográfica de todo espectador que se precie: Nicolas Cage. Más mito que actor, lo del señor Cage es uno de esos casos dignos de estudio por Iker Jimenez e integrantes de la nave del misterio que es Cuarto Milenio y el propio actor. Con más de 80 películas a sus espaldas y algún que otro más cambio de peinado, aún seguimos sin saber responder si Cage es un mal o buen actor, en ese halo de misterio y duda que parece siempre le acompaña. ¿Qué ha sido de Nicolas Cage? ¿Qué ha sido del que fuera vendedor de armas ucraniano? ¿Qué ha sido del alcoholico guionista hollywoodiense? ¿Qué queda del que trató un día de adaptar ‘El ladrón de Orquideas’ o del que fue detective en busca de culpables para un crimen perverso?
Ese hombre, todos ellos, tratan de dejar atrás un pasado, de la misma manera en que Paul Maguire, protagonista de ‘Tokarev’ y de la filmografía presente de Cage, lo hace. Respetado hombre de negocios y padre de familia, la placentera situación actual de Maguire se verá amenazada el día en que su hija es secuestrada. Los secretos del pasado amenazan con volver cuando todo indica que el secuestro forma parte de una venganza de la mafia rusa, y Maguire hace lo que mejor sabe: reunir a su antigua banda y recuperar la identidad que nunca ha dejado de ser, un violento criminal.
Más duro, vengativo y entregado de lo habitual, Cage trata de asemejarse a sus desquicios interpretativos de ‘Corazón Salvaje’ dejando aflorar toda la rabia que lleva dentro. Lástima que ya no estemos en los noventa. El exceso de bótox, las muecas forzadas y la ansiosa necesidad de venganza que aflora el secuestro de su hija hacen que Cage repita fórmula de sobreactuación, en lo que ya parece un continuo día de la marmota. Y es que papá Cage ya no tiene edad para ponerse la cazadora e intimidar. Ni para papeles de chulo y jefe del barrio. Acaparador de toda mirada desde la escena inicial, lo exagerado de sus gestos que algún día nos convenciera, hoy despiertan los primeros síntomas de nuestro escepticismo. Cage se ve superado por su personaje, de la misma forma en que la historia se ve superada por su guión.
Destacable la primera, mejorable la segunda, lo que comienza como una historia pura, original, con posibilidades dentro de un género ya ampliamente trabajado, se ve degradada por un guión pretencioso, plano, creador de giros de trama tramposos y clichés, y situaciones narrativas artificiales. ¿Realmente una película puede salvar un mal guión, independientemente de todos los alicientes que tenga a su favor? Los personajes están difusos, desenfocados. La hija de Cage termina resultándonos indiferente, y ese ser angelical y sumisa más que mujer que es interpretado por Rachel Nichols aúna en su piel todos los prejuicios en los que se puede caer. Melodramática y excesivamente sufridora, ruega a su marido que haga todo lo posible para que la hija vuelva a casa, en una ejemplar interpretación del típico discurso de toda mujer americana, mientras nosotros rogamos que se suelte y aporte un poco de realidad a la cinta.
Y en esta turbia realidad, algo de cordura. La que aporta Paco Cabezas, director de la cinta, en el que es su debut en el cine americano. Trampolín hacia nuevos proyectos en el otro lado del Atlántico, y dejando a un lado la ironía y sarcasmo que tanto caracterizó su ‘Carne de Neón’, Cabezas vuelve a reflejar su personalidad en otra lección propia de visión comercial, llevada bajo personajes oscuros de los bajos fondos y tramas que interrelacionan al presente con el pasado. Pulso y firmeza técnica a agradecer, Cabezas hace que el resultado final sea una cinta ágil, entretenida, puramente entregada a la acción, y notable en lo artístico y en los múltiples guiños a directores e ídolos del creador español.
Y hay algo que debo decir y admirar a ese cineasta llamado Paco Cabezas. Cuando lo complejo es valorado y (casi) asociado con lo únicamente valido y supremo en calidad, él hace cine de género comercial, erróneamente denominado “fácil” y no se avergüenza de ello. Ritmo y velocidad. Gestos, peleas y tinte negro azabache por doquier. Cabezas muestra sus cartas, y espera vencer.
Alea iacta est.