Ciutat morta
El 4 de febrero de 2006 tuvo lugar en Barcelona una carga policial en un teatro ocupado en el que un guardia urbano recibió un golpe en la cabeza de un objeto que cayó de una azotea y quedó en estado vegetativo. Tres jóvenes de origen sudamericano –Juan, Rodrigo y Álex- que se encontraban en aquel momento en la zona fueron detenidos, golpeados y torturados por la policía hasta llevarlos al hospital. Esa misma noche una chica y un chico –Patricia y Alfredo- que se encontraban en el mismo hospital que los chicos sudamericanos, fueron detenidos por su apariencia y por un mensaje en el móvil de la chica que la convirtieron en otra sospechosa de dejar en coma al policía. El documental ‘Ciutat morta’ narra de una manera cronológica y por capítulos uno de los casos de corrupción policial y judicial más importantes vividos en Barcelona.
La película, ganadora del premio al mejor documental en el Festival de Málaga, y que fue proyectada a principios de 2013 en un cine abandonado de Barcelona al que rebautizaron ‘Cinema Patricia Heras’ para la ocasión, cuenta con un gran número de declaraciones, desde Juan y Rodrigo, dos de los detenidos y la madre de uno de ellos, amigas de Patricia, hasta abogados, antropólogos y periodistas de diferentes medios de comunicación que desmontan con información contrastada e imágenes de archivo todo el montaje policial que llevó a la cárcel durante años a unos jóvenes que no tuvieron nada que ver con el hecho. Un caso conocido como ‘4F’ que muestra la cara más oscura de una ciudad tan turística y aparentemente idílica y perfecta como Barcelona.
El abuso policial, las ideologías de los jueces y el origen y la estética de los acusados son alguno de los temas que aborda un documental muy bien realizado que sirve para recordar un suceso que pasó bastante desapercibido en los medios de comunicación cuando sucedió y que acabó con el suicidio de Patricia Heras, una de las detenidas, en 2011.
Return to Homs
‘Return to Homs’ adentra al espectador en la guerra de Siria, su inicio tiene lugar en la ciudad de Homs, una de las ciudades más importantes del país. Dos amigos, Basset, portero de la selección nacional y una de las voces más importantes y queridas de la ciudad, y Ossama, periodista-activista, se manifiestan de un modo pacífico y no violento en contra del régimen de Bashar al-Asad, presidente sirio. Cuando el ejército comienza a bombardear ciudades y a matar a manifestantes y revolucionarios, Basset y sus compañeros deciden pasar a la lucha armada.
El director, Talal Derki, no tiene ningún reparo en mostrar los cadáveres de hombres y niños víctimas de los ataques indiscriminados del ejército y decide acompañar a Basset y Ossama en su lucha por los alrededores de la ciudad. Con su cámara sigue en todo momento a los protagonistas y se convierte en un personaje más de modo que parece que el público viva en primera persona el conflicto y pueda sentir las bombas y los disparos como si estuvieran allí mismo. La voz en off del propio director acompaña las declaraciones y canciones del líder Basset, un chico que su juventud, ambición y coraje le empujan a combatir contra los soldados sirios y estar cerca de la muerte en numerosas ocasiones. El documental sirve para mostrar de una manera extremadamente cercana y cruda la realidad que están viviendo los habitantes sirios, con muchas ciudades destruidas. Una propuesta valiente que se aleja de las imágenes que nos llegan de este conflicto armado, ahora olvidado, que comenzó en 2011 y aún continúa con más de 160.000 muertos en su haber.
Un loro en la horchatería
Cuatro peluquerías de las muchas que hay en el emblemático barrio del Raval, en Barcelona, son las protagonistas de ‘Un loro en la horchatería’. El documental capta de un modo completamente observacional esos pequeños submundos que son las peluquerías con el añadido de la inmigración que desde hace muchos años hay en el barrio y que lo ha ido cambiando, de hecho tres de las cuatro peluquerías son de dueños inmigrantes que hace ya tiempo dejaron su país de origen y su familia para mejorar sus condiciones de vida y poderles enviar dinero.
Cada peluquería es un mundo distinto. En la paquistaní, el dueño enseña a su joven y callado aprendiz como ha de cortar el pelo, afeitar y tratar a los clientes. En la peluquería marroquí se aprecia el anhelo existente de regresar a su país y ver a la familia que tan poco ven al largo del año, algo que también ocurre en otra peluquería árabe en la que una trabajadora sudamericana echa de menos a sus hijos. El tratamiento de la peluquería de dueñas españolas es muy distinta a las tres anteriores, en ella el protagonismo recae en las clientas, mujeres mayores que han vivido desde hace muchos años en el barrio y que cuentan un sinfín de anécdotas e historias de su juventud y la evolución y el incremento de la inmigración por la que se ha caracterizado la zona. Todo ello registrado de un modo muy cercano donde la cámara se vuelve invisible y estática para limitarse a observar y contemplar a los personajes de las cuatro peluquerías que son el reflejo de la transformación que ha ido teniendo el barrio de El Raval.
Sergio Montesinos (@Sergiomc90)