En una industria como la cinematográfica, donde la crisis y las diferencias entre grandes y pequeños son cada vez más evidentes, surge el boom de las producciones independientes nacionales, que dan un soplo de aire fresco a la sobresaturada temática a la que el público está acostumbrado cuando se enfrenta a una película española. Y es que ‘Anochece en la India‘, una producción de Chema Rodriguez, tiene poco que envidiar a las americanas y extendidas road movies. Tanto en Málaga con el marco del Festival de fondo, como en Madrid, en la presentación oficial de la película, pudimos hablar con su mencionado director y con uno de sus actores, el ganador al Goya 2014 Javier Pereira, para que nos contaran más sobre este proyecto y el viaje que supone el rodaje de un viaje. No hay películas pequeñas cuando la ilusión y el trabajo es tan grande.
¿Cómo surge el tema de “Anochece en la India”? ¿Por qué decidirte por ese proyecto y no por cualquier otro, en tu debut en el largometraje de ficción? CR: ‘Anochece en la India’ surge de un libro que escribí en el año 2002 que se llama ‘Anochece en Katmandú’, cuyo protagonista es Lorenzo, que es el personaje en el que está inspirado el personaje de Ricardo. Lorenzo en los años 70 fue el primero que empezó a manejar los magic bus, que llevaban hippies hasta la India. Tuvo un accidente en el año 82 en el río Níger y se quedó paralítico, y la película lo que cuenta es qué pasaría si Lorenzo, que vivió la época más feliz de su vida en la India, decidiera irse de nuevo acompañado de su asistenta con el objetivo de revivir y de recuperar el tiempo perdido. Me parecía que era un personaje que tenía cosas que contar. Después de tanto reescribir, creo que me permitía trasladar una idea, jugando con la muerte, luminosa, de vida y de esperanza. Tenía que llevarlo a la gran pantalla. Lo demás todo fue llegando. Pensé en Juan Diego desde el minuto 1, y cuando vi a Clara Voda en ‘Si quiero silbar, silbo’, me imaginé lo que podía ser dos actores tan explosivos en una historia y guión como el de este viaje de la oscuridad a la luz.
Javier, tú haces un minipapel en la película, ¿estabas ahí desde el principio del proyecto o te incorporaste sobre la marcha? JP: De hecho, yo iba a hacer de Juan Diego (risas). Sí, todo surge por una película de Chema anterior a esta, hace dos años, en la que estuvimos a punto de trabajar juntos pero al final no salió, no pudo engañar a tanta gente como en esta (risas) y nos apetecía trabajar juntos así que surgió la oportunidad con este personaje pequeño pero con el que me encantó colaborar. Sí que estaba desde el principio e intentamos que el personaje volviera a salir de nuevo pero desviaría de la trama principal así que no nos interesó finalmente.
CR: Lo intentamos, el personaje te pide volver a salir pero era muy forzado. Hacer un encuentro después de robar la furgoneta era forzado. Te puedes reencontrar en un viaje de aquí a Segovia, pero de aquí a la India es más complicado. Fue mue interesante trabajar con Javier, he hecho dos cosas de ficción y en las dos ha estado él, sale barato, no molesta mucho y claro (risas)
JP: ¡No hay dos sin tres!
Precisamente, ¿cómo es ese salto del documental a la ficción? CR: Para mi es un salto natural, siempre uso técnicas de ficción, y al hacer ficción siempre trato de nutrirme de la realidad. No lo veo como dos mundos totalmente distanciados. La próxima película que estoy pensando, que se rueda en Guatemala, también es ficción pero hay mucha realidad contemplada. Me gusta hablar de cine de lo real. Tienes que jugar siempre con la ficción y a la vez con lo real, tienes que contar historias y cada una requiere unas herramientas distintas, pero siempre jugando entre esos dos mundos interrelacionados.
Habéis rodado esta película no solo en España, sino en la India o Irán, entre otros, ¿qué fue lo más complicado de todo el proceso? CR: Sin duda lo más complicado fue lograr el presupuesto para hacerlo, pero no es ninguna novedad respecto al resto de películas. También lo más complicado, y apasionante al mismo tiempo, ha sido rodar en los lugares que hemos rodado, crear una road movie verdaderamente. El rodaje ha sido una road movie propia, con muchas dificultades, pero yo no conozco ningún viaje apasionante que no esté lleno de dificultades, y este ha sido un viaje lleno de ambas. También ha sido complicado rodar en tantos países. No pudimos rodar en Afganistan, y los planos que se ven de ella están rodados en la India y en el desierto de Almería. Está mucho mejor que el propio desierto de la India, la fuerza que tiene es brutal. No me extraña que en Hollywood vinieran a rodar tantas películas allí, y que hoy en día sigan haciéndolo, son unos escenarios maravillosos. De hecho era más caro rodar en Almería que en la India, podíamos haber alargado nuestra estancia allí dos semanas y haber rodado en la India, pero visualmente es mucho más potente Almeria.
Y con lo caótica que siempre parece la India, ¿fue complicado rodar allí? CR: Mucho, muy complicado. Pero sobre todo por el entendimiento entre la producción india y nosotros. Estuve 3 años e hice como una veintena de viajes allí para preparar la producción. Un mes y medio antes de empezar, tuve que despedir al productor indio porque no nos entendíamos. Te dicen a todo que sí, sí, sí y luego nada, todo al revés. Por la preparación que teníamos, contactamos con el ministerio de allí que se encarga de la industria cinematográfica y nos hablaron del director de localizaciones de ‘Slumdog Millionaire’. Hice Skype con él, nos entendimos muy bien, al día siguiente cogí un avión a Nueva Delhi, le expliqué todo lo que necesitaba de forma clara y con cifras, unas clases de dirección de productor no gratuitas como las de Javi (risas). Él me decía todo de forma clara, yo igual y funcionó perfecto. Al rodar ellos están acostumbrados a tantas personas que les costaba que fueran tan pocos en los departamentos. Funcionan como castas, cada uno se limita a su función exclusivamente, de una forma muy minuciosa. Culturas distintas, pero buen entendimiento.
¿Y cómo ha sido trabajar con Juan Diego? CR: Trabajar con Juan Diego es un regalo que te da la profesión, la oportunidad de trabajar con el que creo que es uno de los dos o tres mejores actores de la profesión es un master, y además él se ha implicado desde el principio. Le gustó mucho el guión, el personaje, casi hecho para él. Desde el proceso de la escritura se implicó y lo hemos hecho a dos manos. Los actores suelen ser el penúltimo eslabón a la hora de crear una historia para el cine, y en este caso no ha sido así. Juan Diego consigue con sólo un gesto, una mirada que te lleva de repente a la comedia, y estando en comedia con un silencio te lleva a la oscuridad. Eso no está en el guión, eso ni siquiera él lo sabe, pones la cámara en movimiento y le sale. Ese es el verdadero mérito de los genios.
¿Cómo se convence a un actor como Juan Diego para hacer un papel que requiere tantos viajes y tanto esfuerzo físico? CR: El esfuerzo físico que hace Juan Diego no se llega ni a percibir en pantalla. Sólo hay un plano en el que usamos un especialista, cuando se tira por un barranco, y a punto estuvo de querer hacerlo también. Juan Diego tiene una fuerza brutal, especialmente interior. Tenía más energía que los eléctricos, que el director de producción, que cualquiera. Canalizar eso a veces costaba, pero el es un actor brutal, tanto en lo físico como aquí como en lo emocional, donde con silencios y miradas refleja todo.
¿Y cómo es trabajar con Juan Diego y dar la contrarreplica a un actor como él? JP: Es un inmenso placer, tener a uno de tus referentes interpretativos, a uno de los grandes, trabajando contigo, pudiendo disfrutar y aprender de él es un lujo, sobre todo con un personaje como el de él, tan característico, con tanto esfuerzo. Es muy generoso y para mi fueron unas clases magistrales gratuitas con lo cual encantado.
CR: ¡gratuitas para ti! (risas).
Además de director, eres productor y guionista de la película. ¿Cambia tu manera de dirigir o de escribir el hecho de que seas productor? ¿A la hora de realizar el proceso creativo, lo condicionas al tema económico? Cuéntanos un poco el proceso de financiación de una película tan internacional.
CR: Esta película se planteó desde el principio como una coproducción internacional. Llegó un momento en el que estuvo muy bien financiada, tuvimos premios, ayudas del Estado, el guión encantó en Europa y la historia encantaba. Ahí empezamos a rodar, pero yo me convierto en productor sobre la marcha, era productor minoritario, pero me convierto como tal cuando me quedo solo ante el peligro, los productores se caen y tengo que terminar la película como sea. Todo documento y contrato anterior no valía para nada, y no podías tirar para atrás. Sería largo de contar todo el proceso, pero consigo terminar la película con la ayuda de mucha gente. Aunque te encuentres solo en el océano, si gritas siempre habrá alguien dispuesto a ayudarte. No tengo vocación como tal, pero me ha servido para conocer su trabajo como tal. Hablar de que una furgoneta se cae por un barranco es escribir eso como tal en Word, pero escribir 20000 en Excel. Este viaje ha sido mas duro y gratificante que el de la propia película.
‘Anochece en la India’ es una película muy presente en la red, tanto a nivel de redes sociales como una pagina web muy activa, la participación de los usuarios, etc, ¿qué es lo que os ha aportado a la película? CR: La creación de una pequeña comunidad, de gente que ya conoce el proyecto, que le gusta y que en definitiva hoy en día es esencial. Para las películas que no tenemos capacidad financiera para pagar una amplia campaña de publicidad, la posibilidad de estar en redes es esencial, ese otro viaje. Al final las películas se hacen para el publico, y hoy en día tenemos una herramienta que hace 10 años no existía, que facilita la posibilidad de realizar películas.
También habéis usado, a menor escala, el crowdfunding. ¿Cómo ha sido la experiencia? ¿Crees que es una herramienta que en el futuro será de uso extendido? CR: Nuestro crowdfunding ha sido bastante reducido. Ha habido gente que ha colaborado, pero en realidad, amigos, conocidos, gente en general que ha ido poniendo y que ha colaborado en los momentos más difíciles. Y en el futuro no es que sea importante, va a ser esencial. Los estamentos públicos cada vez van a ir poniendo menos dinero en las películas, y el hecho de que el público, sólo con pagar la entrada por anticipado, haga que se financien películas, va a ser el futuro. El futuro de que el micro mecenazgo se convierta en una alternativa.
Siguiendo con ese tema del futuro, ¿cómo ves el cine español? ¿Qué crees que le hace falta? ¿Más promoción, un enfoque hacia otro tipo de público, más géneros? CR: Yo creo que a nivel creativo en el cine español hay una diversidad brutal, y que donde fallamos esencialmente es en la distribución, en la capacidad de que la gente se entere de que existen más de 109 películas creadas anualmente en nuestro país. La mayoría de la gente habla mal del cine español y no tiene ni idea de las películas que se hacen. Y no tienen ni idea porque no llegan tampoco. Ahí está para mi el quiz de la cuestión: en conseguir unas vías de distribución, unas salas, unas formas alternativas.
Javier, tú sin embargo, después del Goya y Stockholm, estrenaste la semana pasada nueva película, ‘La sangre de Wendy’, y esta semana estrenas ‘Anochece en la India’, ¿cómo estás viviendo esta racha? CR: Para un chaval como tú, que acaba de empezar, ¡te acabas de revelar! (risas).
JP: Esto ya sabes que son rachas. ‘La sangre de Wendy’ la rodé hace un año y esta hace dos años y medio, antes que ‘Stockholm’. Ha coincidido que se han estrenado juntas, y ya sabes, son rachas que vienen y van. En cuanto al Goya a Actor Revelación, yo estoy encantado igualmente, las normas son un poco ambiguas, da igual las películas que hayas hecho antes, en tu primera nominación vas directo a la categoría de revelación y yo ni contaba con estar nominado, así que me ha llegado y disfrutándolo.
¿Qué hay que hacer para convencer a alguien como Javier Pereira ahora de que trabaje en una producción? JP: Que me guste la historia y el personaje, necesito eso. Me da igual que sean grandes o pequeños presupuestos, medianos o a cooperativa, pero lo importante es eso. Me encantaría hacer ahora algo distinto
CR: ¿Instinto Básico 3? ¿Tiras más para temas calientes, no?
JP: (Risas). ¡Nunca se sabe! Algo que me apetece mucho es el verso, pero tampoco se trabaja mucho. Tanto una película como una obra, me encantaría trabajarlo porque me gusta mucho. Shakespeare, Lope, Lorca, desde ‘La Vida es Sueño’ hasta ‘Hamlet’ o ‘Romeo y Julieta’, explotar ese lado que aún no he llegado a desarrollar.
Estando en sección oficial, ¿qué crees que ‘Anochece en la India’ le aporta al Festival, y qué crees que el Festival le puede aportar a ‘Anochece en la India’? CR: Nosotros al Festival lo que podemos aportar es una mirada distinta, un tipo de película que no creo que exista en el Festival. Distinta, ni mejor ni peor. Una road movie internacional. A nosotros claramente nos puede aportar visibilidad. Para una película como la nuestra, sin visibilidad no tiene sentido. Y la poca visibilidad que podemos obtener es a través de esto, de lo que ocurra en el Festival.