CRÍTICA: El luchador (2008)

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4 y media

Título original: ‘The Wrestler’. Año: 2008. Duración: 120 min. País: EE..UU. Director: Darren Aronofsky. Guión: Robert D. Siegel. Fotografía: Maryse Alberti. Música: Clint Mansell.Reparto: Mickey Rourke, Marisa Tomei, Evan Rachel Wood, Judah Friedlander, Ajay Naidu, Mark Margolis, Todd Barry, Wass Stevens. Productora: Wild Bunch / Protozoa Pictures / Fox Searchlight Pictures. Género: Drama. Fecha de estreno (EE.UU): 12/10/2008. Fecha de estreno (España): 20/02/2009.

Randy «The Ram» Robinson es una antigua estrella del wrestling que tuvo su mejor momento en los ochenta. Ahora trata de continuar su carrera en el circuito independiente, combatiendo en cuadriláteros de tercera categoría. Cuando descubre que los brutales golpes que ha recibido a lo largo de su carrera le empiezan a pasar factura, decide poner un poco de orden en su vida.

Después del fracaso de crítica y público que supuso ‘La fuente de la vida’, Darren Aronofsky dio un giro radical a su estilo cinematográfico, abandonando todo atisbo de fantasía y alucinación simbólico-espiritual a merced de un hiperrealista retrato del fracaso.

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‘El luchador’ cuenta la trágica historia del que en un tiempo pasado fue campeón de lucha, con toda la fama y los excesos que ello implica. Pero esos tiempos han pasado y ahora la vida golpea con fuerza por todos los sacrificios emocionales y físicos que «The Ram» tuvo que realizar en pro de una carrera que no puede sostenerse durante muchos años.

Este es el escenario que Aronofsky emplea para hablarnos de temas tan universales como el fracaso, la nostalgia, la soledad y el tiempo perdido.

‘El luchador’ muestra, con una economía de medios y un estilo que roza el documental, un vívido y absorbente relato lleno de tristeza. La película no podía ser más sencilla, pero Aronofsky consigue infundir una gran cantidad de emociones con tan solo mostrar la dura vida de este perdedor. Un personaje que respira de un gran magnetismo y carisma, pero que en ningún momento se nos presenta como simpático o buena persona. Todo lo contrario, Randy no deja de ser un egoísta que antepone sus necesidades a los demás. Aun con ello la empatía y el acercamiento a su persona y situación sentimental es pleno.

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Desde el inicio del film quedan claras las intenciones de Aronofsky. El director contrasta la gloria del pasado, ejemplificado con la sucesión de carteles de combates de antaño, con la patética situación actual del protagonista. Acto seguido vemos a Randy, sentado de espaldas en una situación nada glamurosa, viviendo de su pasada fama y haciendo lo que mejor sabe hacer por unos pocos dólares. La vida sigue adelante pero él prefiere seguir anclado en el pasado, sin madurar ni hacer frente a los problemas hasta que, evidentemente, la salud se resiente por tantos años de palizas.

Tras ello, Aronofsky sitúa la mirada, cámara en mano, tras la espalda de su protagonista, recorriendo los pasillos del backstage, tras un combate clandestino. A partir de entonces lo único que hace el director es mostrar el día a día cotidiano de Randy sin que apenas desaparezca de la pantalla.

Mickey Rourke, quien recientemente había sido resucitado por Robert Rodriguez con la sensacional ‘Sin City’, realiza la que sin duda alguna es la interpretación de su vida. Cuesta distinguir la realidad de la ficción, si el personaje de «The Ram» es más Rourke que ficticio y si el mérito radica más en la acertadísima elección de casting que en la propia interpretación. Sea como fuere, la película ‘El luchador’ cuenta con un protagonismo excepcional con un inmenso Mickey Rourke quien encaja los duros golpes, tanto los físicos como los que le propina la propia vida.

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Destaca también una impresionante Marisa Tomei en el papel de una streapper de más de cuarenta años, el perfecto reverso femenino de nuestro protagonista. Lo que tampoco la hace estar a salvo de su capacidad de estropear todo aquello que le rodea y la vida de quienes se acercan a él.

Uno de los puntos más flacos de la película ‘El luchador’ se encuentra en la relación de Randy con su hija, interpretada por Evan Rachel Wood. Una historia del todo necesaria a efectos de ligar a su protagonista de formar emocional con su pasado, más allá de su faceta como luchador, pero que finalmente es resuelta de modo un tanto predecible y exagerado.

Otro de sus grandes aciertos radica en la forma de plasmar ese submundo de la lucha libre, a priori nada interesante, así como también la sed de sangre de su público, amenizado por estos gladiadores modernos. La falsedad y engaño que envuelve el espectáculo casa a la perfección con la naturaleza del protagonista.

‘El luchador’ constituye una dura y conmovedora película, narrada libre de efectismos y de forma soberbia por Aronofsky. Junto a sus maravillosas interpretaciones, la película resulta inolvidable.

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