Atlántida Film Fest: Día 2 – #RealMovie / Upstream Color

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Inauguro mi crónica del Atlántida Film Fest con dos películas: la española ‘#RealMovie’, perteneciente a la sección oficial, y la estadounidense ‘Upstream color’, de la sección Atlas.

‘#RealMovie’ (Pablo Maqueda, 2013) es una película con un buen punto de partida (que no original), un desarrollo irregular y un final abrupto y nada explicativo. La actriz Eva Binoff (Eva Llorach) vuelve a España tras una exitosa carrera interpretativa en Hollywood. Nada más bajar de la limusina que la lleva al centro de Madrid recibe la desesperada llamada de su hermana pequeña Rocío (Rocío León), la cual ha sido secuestrada y encerrada en un zulo por alguien que se comunica con ella a través del chat de un ordenador. Por orden del desconocido captor, y por supuesto sin llamar a la policía, Eva deberá superar una serie de pruebas para lograr que su hermana sea puesta en libertad. Así que la actriz se dedicará a recorrer estilo John McClane conocidos lugares de Madrid como la Gran Vía o el Parque del Retiro siguiendo las pistas dadas por el secuestrador y topándose con acertijos, bombas y demás historias.

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La película, que apenas dura una hora, adolece de una falta de ritmo brutal. Esa economía de medios con la que está grabada, el aire a pseudodocumental y la multitud de flashbacks intercalados a lo largo del metraje que la ralentizan provocan que este supuesto tour de force de dos hermanas en pos de la supervivencia se viva con muy poquita intensidad. Y eso que las interpretaciones de las dos actrices son bastante buenas, de hecho son lo mejor de una película de suspense que no transmite suspense. Están bastante más logradas las escenas dramáticas, gracias sobre todo al entusiasmo puesto por ambas actrices, aunque corten el ritmo de la película. En el film son tratados una serie de temas interesantes como el creciente poder de las redes sociales (en particular Twitter, que es usado por el secuestrador en las pruebas) o la intensa vigilancia a la que somos sometidos por las cientos de cámaras existentes en las grandes urbes. También reseñables son su multitud de descarados homenajes a cintas de Almodóvar o a la citada Jungla de cristal, y los animados títulos de crédito.

El director Pablo Maqueda define su obra como “de acción intimista”. Bien, el lado íntimo está más o menos logrado, en cambio la acción, la intriga y la adrenalina son prácticamente  inexistentes. Hay ideas buenas y es muy loable realizar películas así con un presupuesto tan bajo (creo que solo 2.000 euros), pero el resultado final no engancha.

El que sí que atrapa es Shane Carruth en su ‘Upstream color’ (2013), una película más rara que un perro verde que explora la conexión entre personas de un modo nuevo y desconcertante. Vaya por delante que Shane Carruth (aquí director, guionista, montador, director de fotografía, compositor y protagonista) es la mente autora de ‘Primer’, ese extraño film de ciencia-ficción en el que sus protagonistas viajaban en el tiempo y los espectadores (en su mayoría) no nos enterábamos absolutamente de nada de lo que ocurría. Con estas credenciales, puedo decir que esta ‘Upstream color’, si bien está también narrada de forma compleja, elíptica, como si se tratara de un puzzle, es ligeramente más comprensible que su antecesora. Al final se tiene la sensación de haber intuido más cosas sobre el argumento, de lograr entender esas asociaciones  de las que trata la película. ‘Upstream color’ va una chica llamada Kriss (Amy Seimetz) que es drogada, secuestrada, hipnotizada y desposeída de todos sus dineros por un ladrón. Tiempo después, y tras tener un encuentro con un extrañísimo señor que cría cerdos, conoce a un tipo llamado Jeff (Shane Carruth) en un tren y se enamoran. Ahí da comienzo su particular historia de amor y la, digamos, fusión entre ambos seres.

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La película posee una atmósfera absorbente, poética, malickiana en algunos pasajes. La historia, montada a un ritmo veloz y sin demasiadas explicaciones ni abundancia de diálogos, se sigue de manera hipnótica gracias a una preciosista fotografía y una música y unas imágenes ciertamente sugerentes. ‘Upstream color’ es una experiencia extraña, por momentos hermosa, por momentos perturbadora, por momentos desesperante. Una de esas películas que debes seguir con la mayor atención del mundo pues muestra mucho y ahonda poco, de esas en las que parpadeas y te puedes perder algún nexo fundamental.

El cine de Carruth es confuso, intimista, profundo. No lo pone fácil. Sus pelis te dejan pensando en sus múltiples lecturas y detalles, en los huecos que deja para que los vayas rellenando. Si no se tira la toalla a mitad de película se puede llegar a disfrutar de una experiencia cinéfila diferente que aúna drama, toques de ciencia-ficción y una narración poco convencional.

 Alfonso Gutiérrez Caro (@Al_Runciter)

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