Noche plácida en la capital murciana, buena temperatura, luna en cuarto creciente y estrellas en el cielo. Es mi primera sesión nocturna del Festival, creía que por aquello de ser viernes y por la noche la cosa estaría más animada en lo que a público se refiere, pero al final la entrada es normalita. El plan es ver dos cortos y el largometraje ‘La jungla interior’, última película de la Sección Oficial del Festival.
El primer corto, titulado ‘Pájaro’, está dirigido por Manuel Muñoz Rivas y forma parte del taller del IBAFF dirigido por el iraní Abbas Kiarostami. En él vemos a un joven escalando un cerro y llegando al viejo castillo en ruinas que se encuentra en su cima. Se trata del castillo de Monteagudo, coronado por al enorme estatua de Cristo que vigila impertérrita la ciudad de Murcia. Precisamente hace un año yo mismo realice la misma escalada y el mismo camino que el protagonista del corto, lo cual me ha traído recuerdos. Cuando el joven llega arriba se pone a silbar. Y nada, un par de silbidos más y la cosa se acaba.
El siguiente corto se llama ‘The wave’ y es una producción belga dirigida por Sarah Vanagt y Katrien Vermeire que trata el controvertido tema de las fosas comunes republicanas. En él asistimos a la excavación arqueológica llevada a cabo por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de una de esas fosas en la que fueron fusilados y posteriormente enterrados nueve soldados republicanos. Las directoras colocan una cámara fija sobre la fosa y vemos con la imagen acelerada como la tierra va poco a poco dejando paso a restos de ropas, botas y finalmente huesos humanos. Imágenes que impresionan y sobrecogen. Una vez exhumados los restos una pala vuelve a echar tierra sobre la fosa. La muerte pasa y la vida sigue su camino.
Llega entonces la hora de ‘La jungla interior’ (no, ésta no es de Bruce Willis), ópera prima de Juan Barrero, presente en la sala, y que fue premiada en el pasado Festival de Cine Europeo de Sevilla. La película cuenta la historia de Juan y Gala, una joven pareja que visita la vieja casa donde el primero se crió. Entre polvo, viejos objetos y recuerdos surge lo que parece ser un tema recurrente entre ambos: los niños. Ella quiere tener hijos, él no. En pocos días Juan viaja en expedición científica a una selva de Costa Rica en busca de una orquídea y un mosquito que cree extintos, pero antes de eso Gala decide auto inseminarse. Dos meses después, mediante una llamada en medio de la selva, Juan recibe la sorprendente noticia del embarazo de su novia. Aquello marca un antes y un después en la relación, Juan ya no será capaz de ver igual a Gala.
‘La jungla interior’ es una película muy íntima y personal realizada con mimo y dedicación. Durante casi todo el film tenemos la visión subjetiva de Juan, de su cámara grabando a Gala, tanto antes de partir a la expedición como tras volver de la misma. Los planos son muy cerrados, casi tenemos la sensación de estar ahí mismo, de sentir a Gala, sus emociones y su piel, la nueva vida que crece en su interior. La peli cuenta además con bonitas imágenes de la selva, maraña de árboles y vegetación, variada fauna y una narración en off en alemán que no entiendo muy bien a cuento de qué viene pero que le da un toque original a la historia. El film también ofrece cierto erotismo aséptico, algún genital por ahí, pero nada escandaloso como leí. Gala Pérez hace un gran trabajo en el papel protagonista y muestra valentía en un film arriesgado que deja sensaciones encontradas.
La película de Barrero es bonita y no, depende del rol sobre el que te posiciones. Es cercana y a la vez extraña. Es un viaje sensorial al interior de las personas, a la vida y al lugar en el que ésta surge. Al final de la expedición, en el mismo día de regreso, Juan descubre la orquídea que andaba buscando, ser que se las ha apañado para continuar floreciendo a pesar de la ausencia del mosquito. Igual pasa con Gala, quien a pesar de la oposición y la negativa de su pareja a tener hijos se las ingenia para ser madre y sentirse así realizada. Nada puede detener a la vida.
Y bueno, todo lo que empieza acaba, el Festival llega irremisiblemente a su fin. A la espera de conocer las películas ganadoras las sensaciones generales son buenas. Ha sido una semana de un cine diferente, un tipo de obras que cuestan ver tanto por la escasa difusión que tienen como porque en su mayoría son obras muy personales y arriesgadas, alejadas de los cánones clásicos y los convencionalismos del cine comercial. Películas cargadas de vida que ofrecen una mirada nueva, diferente, de la realidad y del cine, conceptos separados por una fina línea que en ocasiones es rebasada en uno u otro sentido. No voy a mentir, ha sido difícil para mí ver alguna de estas películas enteras, pero como decía la impresión general es positiva. Este tipo de cine te acerca a la realidad, te deja huella y, sobre todo, despierta ideas y sensaciones en tu interior, te hace pensar, y eso no es cosa fácil.
Enhorabuena a todas las películas participantes, a cada uno de los equipos que hay detrás de ellas y que las han hecho posibles. Enhorabuena a la organización del Festival, a los voluntarios y también al público. Al final el cine somos todos.
Alfonso Gutiérrez Caro (@Al_Runciter)