Título original: La dolce vita. País: Italia. Año: 1960. Duración: 175 min. Dirección: Federico Fellini. Guión: Federico Fellini, Tullio Pinelli, Ennio Flaiano, Brunello Rondi. Música: Nino Rota. Fotografía: Otello Martelli (B&W). Reparto: Marcello Mastroianni, Anita Ekberg, Anouk Aimée, Yvonne Furneaux, Alain Cuny, Nadia Gray, Annibale Ninchi, Margali Noel, Lex Barker, Jacques Sernas. Productora: Pathé / Riama Film. Género: Drama. Fecha de estreno (Italia): 05/02/1960. Fecha de estreno (España): 28/05/1981.
Una enorme estatua de Cristo sobrevuela Roma transportada por un helicóptero. Se mueve desde los barrios pobres periféricos hasta el mismo centro, hacia el Vaticano, pasando por la zona rica y exclusiva de la jet set de la época. En ese momento, observados por tan simbólica presencia, da comienzo una de las películas más famosas y polémicas de la historia del cine. Toda una crítica a la aristocracia de aquellos años, a sus delirios y excesos, así como a un incipiente periodismo sensacionalista que comenzaba a alimentarse de las miserias ajenas.
Marcello es un periodista que se dedica a cubrir diferentes sucesos sociales que tienen lugar en la ciudad eterna. Un cazafamosos que no solo se dedica a seguirlos, sino que también alterna con ellos, formando parte cada vez más de su exclusivo círculo. Un tipo que rezuma cierto hastío y vacío existencial y cuya vida, al lado de una novia inestable y suicida, dista mucho de ser idílica. Él es el protagonista, el hilo conductor entre los diferentes episodios que forman la película. Con él iremos de fiesta en fiesta, de acontecimiento en acontecimiento, desde la recepción de una despampanante estrella venida de Hollywood al espectáculo casi circense montado entre periodistas y familiares alrededor de dos niños que afirman haber visto a la Virgen María.
‘La dolce vita’ nos muestra el lado más lujoso y frívolo de una Roma aún lastrada por los efectos de la guerra. Fellini nos lleva por los locales de moda de la época así como por las sombrías calles de la capital italiana. Y digo sombrías puesto que la película tiene un tono oscuro, en el que predomina la noche y los fantasmas que encierra. En este viaje Marcello se antoja el guía ideal, un hombre que se encuentra entre ambos mundos, el lujoso y el cotidiano, picoteando de los dos a la espera de decidirse entre uno u otro. Pero lo más interesante de todo no son los lugares, sino las personas que los habitan. Fellini nos retrata a una serie de personajes de la aristocracia romana caracterizados por llevar un tipo de vida alegre y desenfadado, rico en lujos, pero parco en valores. Personas que pasan por la vida con una máscara, una bella y deslumbrante, que hace ocultar al mundo lo que en verdad son. Sus miserias personales, sus miedos y depravaciones. Al final Marcello tendrá que decidir, o se queda en la orilla de los monstruos, con sus mansiones y sus diversiones insanas, o da el paso hacia el mundo corriente, la orilla del ser humano.
‘La dolce vita’ es una película de factura impecable, con una puesta en escena elegante y sofisticada, y una cuidadísima fotografía que depara un buen número de hermosas imágenes. A destacar la interpretación de Marcello Mastronianni dando vida al mujeriego periodista con el que comparte nombre, un hombre desesperado por encontrar su sitio en el mundo. Su porte, sus gestos y sus gafas de sol en plena noche aportan al personaje gran estilo. Y la presencia de su colega el fotógrafo Papparazzo, quién dio nombre al tipo de fotógrafo actual que bucea entre las intimidades de las celebridades. No puedo dejar de mencionar a Anita Eckberg, la voluptuosa sueca que llena la pantalla con su sola presencia y que protagoniza la célebre escena del baño nocturno en la Fontana de Trevi, así como al francés Alain Cuny que interpreta a Steiner, un tipo culto y magnético que tiene las mejores frases de la cinta.
La polémica acompañó a esta película desde el primer día de su estreno, cosa que no es de extrañar ya que mostraba ciertos aspectos de la sociedad pudiente realmente comprometedores. En ‘La dolce vita’ hay juergas interminables, alcohol, prostitutas, travestis, incitación a orgías… Obviamente hoy en día su visionado no tiene el mismo impacto que tuvo en su momento. Para entenderlo hay que tratar de ponerse en el pellejo de la gente de aquella época, para los que todo esto suponía algo nuevo y revelador. Un retrato de su conjunto de banalidades y sus esfuerzos por salir del aburrimiento de una vida en la que lo tienen todo y a la vez nada.
‘Debemos vivir fuera de las pasiones, de los sentimientos. En la armonía de la obra de arte lograda, en ese orden encantado. Deberíamos amarnos tanto como para vivir fuera del tiempo… distantes’. – Steiner.
Alfonso Gutiérrez Caro (@Al_Runciter).