La Segunda Edición del Festival de Cine Fantástico Europeo de Murcia dio el pistoletazo de salida ayer en la Filmoteca Regional de Murcia. Un lugar de encuentro para todos aquellos amantes del cine fantástico, alejado del cine más convencional de multisalas y con un alto contenido de hemoglobina.
El día comenzó con la proyección de dos sesiones de cortometrajes, todos ellos aspirantes en el Concurso Nacional de Cortos del C-FEM. Dos horas de entretenimiento en las que ninguna de las historias consiguió a sorprender o a dejar huella. Algunos de los cortos llegaron incluso a resultar pesados por su lento desarrollo y por no llegar a ninguna parte, como ‘El otro‘ o ‘Alba‘, este último de una estética cargante y muy flojas interpretaciones. ‘Inquietante‘, la historia protagonizada por David Fernández (el otrora Rodolfo Chikilicuatre) de tono enrarecido es entretenida aunque con un final decepcionante. Tiene su gracia el corto ‘Defeated‘ por el giro final, pero tampoco pasa de ser una broma, una prolongación de un famoso diálogo de Kevin Smith en ‘Clerks’.
Sin duda, el cortometraje que más destacó de la tarde fue ‘Voice over‘. Dirigido por Martín Rosete y nominado al Goya, ‘Voice over’ destaca por la sencillez de su planteamiento, la intensidad de sus imágenes y la belleza de su conjunto. Un corto muy disfrutable.
La jornada continuó con la reposición de ‘La chute de la maison Usher‘, una película muda de 1928, dirigida por el cineasta francés Jean Epstein y coescrita por el mismísimo Luis Buñuel. Una historia de ambiente taciturno, con base en los textos de Edgar Allan Poe y con clara inspiración en el ‘Nosferatu’ de F. W. Murnau.
La proyección del clásico de terror estuvo acompañada por la interpretación en directo de su banda sonora por parte del músico Raúl Frutos. Con un amplio elenco de instrumentos y sonidos casi pesadillescos al pie de la pantalla, Frutos consiguió hacer de una mera reposición un evento único y exclusivo para el espectador.
El primer día del C-FEM finalizó con ‘Martys‘, película gore francesa de 2008 que consiguió hacerse con el Premio al Mejor Maquillaje en el Festival de Sitges. El filme, precedido por las ya clásicas leyendas de desmayos y ambulancias en las puertas de los cines, consiguió llenar la sala con un público ansioso por pasarlo mal. No sería exagerado afirmar que la película hizo justicia a su reputación.
Dirigida por el casi desconocido Pascal Laugier, ‘Martyrs’ es una cinta salvaje, cruel, desalentadora y tortuosa. No caben las medias tintas. Laugier apuesta por el todo o nada y pone todo su empeño en jugar con el espectador. Lo convierte en víctima a merced de sus atrevidos e inesperados giros, de una trasgresora crueldad inimaginable en el cine de Hollywood.
A pesar de un guión poco o nada destacable y de unas actitudes en sus protagonistas que rayan lo estúpido, las interpretaciones de Mylène Jampanoi y Morjane Alaoui se sienten verdaderamente auténticas. Consiguen una verdadera transmisión al espectador de todo su sufrimiento y dolor.
Es también un filme muy cuidado en sus aspectos técnicos, con una adecuada fotografía y una lograda dirección claustrofóbica. Lo que resulta poco común en esta clase de películas de terror gore.
En el fondo de ‘Martyrs’ late también una crítica social y una invitación al espectador a la reflexión una vez encendidas las luces de la sala, más allá del mero sufrimiento y del mal cuerpo que produce la película. Esto no hace sino elevar a la película por encima de la media dentro de un género que suele buscar la arcada fácil.
Entretenimiento, terror, sufrimiento y fantasías clásicas. En definitiva, un muy buen comienzo para un Festival que promete grandes dosis de diversión.